Profesor de Literatura y Máster en Gestión de Educación.
Ha publicado los libros de ensayo: La crítica literaria integral (Premio Nacional de Ensayo, 1997) La ciudad inventada (Premio de ensayo Academia Nacional de Letras, 1998) La cultura en el periodismo y el periodismo en la cultura (2007) Soñar la palabra (Premio Internacional Fundación Benedetti, 2012)
Poemarios: Arquitrabe(2010) Cieno(Premio Nacional de Poesía, 2011) Haikus de Kiushu (2017) Los ojos críos (2021) Linaje (Premio Onetti de Poesía, 2021),
Antologías: Nada es igual después de la poesía. 50 poetas uruguayos del medio siglo (2005) El amplio jardín. Poesía joven de Uruguay y Colombia (2006) Los hijos del fuego. Poesía joven de Uruguay (2013).
Ganó una beca del Ministerio de Cultura del Gobierno de la República Popular China para realizar estudios en la Universidad de Beijing (2011), una beca de la Agencia Internacional de Cooperación de Japón para realizar estudios en ese país (2012) y una beca de la Fundación Carolina para realizar estudios en Madrid (2002).
Los poemas que aquí se publican son un avance del libro Casa de Salud que obtuvo el Premio Juan Carlos Onetti, edición 2022, y será publicado en los próximos meses por la Intendencia Municipal de Montevideo y la Editorial Yaugurú.
Una transparencia inusual se gana la mañana y entramos a la Casa de Salud: mamá la habita con su decir desmadejado envuelta en el dulce fervor de su sola vida.
La Casa es un yermo con pisadas de animales imaginarios y el ardor de la siesta que hace insoportables todas las palabras.
Tengo miedo, mamá, del silencio como un precipicio del cual no volveremos.
(Parece que bramaran tus ojos resecos)
Escucha mi voz desalineada que raspa estos pisos en damero estas baldosas de amianto y el tacto de la palabra noche.
Te pido no caer allí en lo seco: desde el fondo de ese pozo te lo pido.
Envuelta en la abstracción de tus ángeles, mamá, tus ángeles de estampita esos que no descendían al llamado de tu voz remendada porque el osario del poema aúlla en la larga noche y entre las hojas de los plátanos la luna acecha como un animal de luz desconocido como un quieto pájaro de rigor.
Este es el mundo, mamá. Es esto. Hechizo. Hay un envío de luz que llega de alguna parte y que no vemos.
Todo el jardín arde a lo largo de tus ojos y un búho abigarrado se dibuja en tu cerebro.
El resto: silencio.
Recuerdo cuando sacabas las palabras como barro de tu garganta y la tarde se iba desdoblando y el paisaje se fatigaba en un horizonte rosáceo alerta desde el fondo de la bahía y el vuelo atronador de los teros que batían las alas del mundo.
Resbala el lenguaje de a poco por las cerámicas encandiladas de la mesa y los restos del candor con que mirábamos cómo nos devoraban las flores dentro del paisaje.
Y el aire empluma cada palabra que toca hasta hacer que miremos esta realidad que ya se borra por entre los pasillos de la Casa de Salud.
Te ladra el destino para que no te gires hacia el espejo y estas palabras se sostienen en finos estambres y dejamos elevar algunas del cuenco de la tráquea.
Esa cuchara en tu mano es el agarre del Mundo tu estar viva tu llama doble.
Entre las copas de lo pinos copulan pájaros del deseo. Apenas si vemos a ese ángel de sombra que baja silbando con los dedos como puñales.
¿Qué grial buscan esas manos en el pantano de desperdicios?
¿Cómo se puede ir mascando tréboles hasta las raíces mismas del verso si vemos tu semblante perdido en improbables memorias?
El párpado mayúsculo de la noche suprime el paisaje. Entonces las garras del silencio enmudecen todo lo que es o lo que parece ser mientras pareciera que vas en silencio tras tus párpados. (Cortinas del ensueño, mamá,)
Miramos con los ojos empañados de perros y una espuma negra hunde las flores del patio y la sorpresa de aquel unicornio paciendo junto al aljibe.
No usamos cookies, sin embargo proporcionamos información que puede ser de su interés. Pueden acceder a la Política de privacidad y Aviso legal en los enlaces a pié de página.ContinuarNoPolítica de cookies