SEMBLANZA AUTOBIOGRÁFICA

Dondequiera que vaya
preguntan de dónde soy.
Y claro que yo soy,
menos del odio
de cualquier lugar

foto IKW

Nací en Uruguay en 1947. Refugiado en el altillo de mi casa paterna, en un barrio de Montevideo, comencé a escribir poemas cuando aun no conocía el arte de la métrica ni sabía distinguir los diferentes tipos de rima. Con el correr del tiempo algunos de mis textos fueron publicados en tarjetas y revistas de Montevideo, otros musicalizados.

Aunque nunca tuve otra ambición que vivir para la poesía, a mediados de 1973 participé activamente en las medidas de lucha tomadas por el movimiento obrero contra el golpe de estado que padeció la sociedad uruguaya de aquellos tiempos. Por estas circunstancias fui perseguido teniendo que abandonar mi familia y radicarme en Argentina.

A comienzos de la llamada guerra sucia, desatada por las fuerzas represivas de ese país, fui detenido por un comando militar en Buenos Aires. El manuscrito de mis libros «Cincuenta manifestaciones un solo manifiesto» y «El paisaje de nadie», así como cuadernos de poesía y carpetas con canciones y relatos infantiles se perdieron en las hogueras promovidas por las dictaduras que por aquellos años azotaron ambas orillas del Río de la Plata.

En 1977, después de casi un año y medio de prisión, fui expulsado de Argentina y acogido por Suecia como asilado político, gracias a las gestiones de Amnistía Internacional. En Estocolmo participé, con colegas latinoamericanos y suecos, en la organización de diversas actividades culturales tales como revistas orales y recitales de poesía. Con Ana María Beaulieu, Leonardo Lobos y Edgardo Mardones fui fundador de Hoy y Aquí (1980-81), y con Antonio Bértolo, Peter Carlberg y Eva Klingborg de la bilingüe Exilien (1988-1992).

En 1983, la editorial Nordan editó la primera parte de La máquina escindida, un libro que constaría de tres partes, con poesías escritas entre Buenos Aires y Estocolmo. Le siguieron otros y, hasta la fecha, mis textos se hallan reunidos en una decena de poemarios.

Mi obra poética ha sido reseñada en la prensa sueca:

  • Un remolino de emociones, el dolor vibrante y la ira contenida que caracterizan sus poemas no deja a nadie indiferente.
    OLAV WISTRÖM (Stockholms Tidningen)
  • Los poemas constituyen un lugar donde el yo poético se encuentra con los que ha tenido que abandonar o con los que comparte el sustento del exiliado.
    En la nieve se inscriben memoria y sueños. Mejor no podría usarse el invierno sueco.

    MAGNUS RINGGREN (AB)
  • Nos encontramos ante un poeta discreto, sin pretensiones de expresar síntesis relampagueantes o verdades universales. Escribe en forma concisa, confidencial y con pocas imágenes pero no muestra ninguna duda acerca del potencial poético de la palabra. La Palabra en sí se convierte en la residencia de lo genuinamente humano en medio de la barbarie, y el exiliado la ennoblece en la rica tradición romántica para que sea depósito de la memoria y promesa de futuro después de las catástrofes y la derrota.
    ANDERS CULLHED (Expressen)
  • Parecería evidente que La máquina escindida —que se destaca por sus poemas cargados de imágenes con raíces en la producción latinoamericana y española—, sea en parte el alma escindida de un exiliado. Sin embargo, la poesía de Piñeyro no es ningún informe sobre el destino de una persona, ni siquiera la representación del desarrollo interior de un individuo identificable. El “tú” que aparece en los poemas seguramente toma rasgos del autor o de otros que viven en un exilio más o menos obligado, pero expresa también la alienación y la escisión que todos compartimos por el solo hecho de vivir en el mundo en que vivimos. ¿Quién podría ilustrar esto mejor que un inquieto y agudo poeta escindido entre dos culturas?
    TOM HEDLUND (SvD)
  • Piñeyro siempre ha escrito cosas dignas de recordar, tanto acerca del frio arrebato del deseo como sobre la ansiedad del anhelo en la comunicación, en el amor. Pero ahora, aun más que antes, su voluntad de presencia aparece como traspasada por un sentimiento de futilidad que vuelve su voz tanto más clara.
    Un estilo severamente falto de artificios y la confianza en la solidez de cada palabra mantienen viva su voz. A través de pequeños movimientos Piñeyro llega más allá de las verdades que suelen formularse unívocas. Forma y voz recogen una de la otra el poder de conmovernos.

    ULF ERIKSSON (GP)
  • Por cierto, Donde no hay ángeles se presenta finalmente como una bella metáfora del Estocolmo actual. Una ciudad imaginaria pero en alto grado real, donde se visibilizan muy diferentes destinos y memorias.
    MAGNUS WILLIAM-OLSSON (AB)
  • Para mí, los textos de Donde no hay ángeles son círculos abiertos. Pasan del uno al otro como si constituyeran un solo extenso poema. Con gusto se continúa la lectura porque los poemas nos estimulan de la misma manera que lo hace la música.
    KÄRSTIN HÖGBOM JOHANSSON (Karavan)
  • Un mar separa al autor de su país natal. Un mar que es más que sal y agua, que es recuerdo y olvido, silencio y demanda, mito y mística, que es comunión y curación. Y bello como pocas cosas.
    RIKARD HOLM (Ö Correspondenten)
  • La poesía de Juan Carlos Piñeyro llega directamente al corazón.
    ROBERTO DÜNKELBERG (Arbetaren)
  • Andernas minne es un pequeño y hermoso libro, un relato poético que ricamente contrasta pasado y presente.
    El compromiso de Piñeyro contagia.

    ULLA SILJERHOLM (BTJ)